lunes, 22 de mayo de 2017

PONIÉNDONOS AL DÍA

Hace casi siete años ya que no escribía nada por aquí. El blog tenía mucha telaraña así que tocó sacarle un tiempito a limpiarlo. Quería que se viera decente, agradable. Quedó mejor que como estaba antes pero tiene un aire apocalíptico que no me gusta. Borré u oculté la mayoría de entradas que tenía, sólo dejé un par vivas porque me hacen gracia.

Leer a la persona que era hace más de cinco años fue interesante, me dio mucha risa y hasta me sonrojé con algunas entradas. A veces he sentido que estoy  en un solo punto como estática, y bueno, va a ser que no. Va a ser que sí he cambiado en estos años. En parte me da alegría percatarme de eso. En parte me da tristeza (el paso del tiempo siempre da nostalgia, además me doy cuenta de todo el montón de cosas que estoy olvidando...) En general, con todos los afanes con los que ando ahora, no me pongo a recorrer los años de mi vida. Si tengo tiempo libre, que por ahora sí lo tengo, no lo ocupo en eso. Fue muy feliz traer a la mente recuerdos que ya se habían quedado en otro lugar ¡me encantaban canciones que ni siquiera recordaba!

Quería adelantarles el cuaderno al estilo de Pez, pero no fui capaz... Como ejercicio hasta para mi quisiera contarles qué es lo diferente entre esa muchacha de hace siete años y yo. Voy a decir esto directamente. En mi vida hay un antes y un después y esa marca divisoria es el marxismo. Esa es la diferencia esencial. Soy marxista, decididamente marxista y estoy haciéndome cada vez más marxista (siempre que digo esto me siento como saliendo del closet, hasta me da un huequito en el estómago, no tan profundo como a los quince cuando le escribí ese mail a mi mamá confesándole mi lesbianismo, pero ahí está). 

Comencé la universidad hace... ¡uy!... 9 años y medio. Este semestre se supone debo terminarla y por fin graduarme. No me quedé vagando. Por un lado dejé de estudiar un semestre por asuntos familiares, más un semestre y medio quizás, de retraso por los paros; por otro lado hice casi el 70% de la carrera de ingeniería biológica. Finalmente en un arranque de lucidez decidí cambiarme a una humanidad. Terminé estudiando antropología, que es la carrera por la cual aspiro recibir un cartoncito en septiembre de este año. 

De ingeniería conservo tres tesoros: un conocimiento un poco más profundo en matemáticas y física que la media (tampoco soy una experta), tres buenos amigos (a los cuales les tengo un cariño grande, aunque la distancia, sobre todo en los caminos que hemos elegido está haciendo mella en esa amistad) y un pensamiento más anclado a la realidad, que me ha servido para aterrizar el río de palabras y teorías en mi nueva carrera. De hecho tengo un compañero que a cada rato me decía medio burlándose, medio criticándome en serio: "se te está saliendo la ingeniería". 

Y antropología... es un capítulo más largo... diré esencialmente dos cosas, una: hay gente tremendamente maravillosa en este camino. Son magia! Están relacionando diferentes aspectos del mundo de un modo que no podrías imaginarte. Son creativos, en verdad creativos. Son además, entregados, incluso un poco tercos (una vez una muchacha a la que quiero mucho se le dio por abrirle la jaula a los pajaritos de su tía, así no más, porque no estaba de acuerdo con los animales en cautiverio). A veces son un rompecabezas... tremendamente complejos... y quieren reinventar el mundo. La gente con la que pude coincidir, pero coincidir de verdad, compartir ideas, compartir proyectos, toda, toda sin excepción es gente que quiere reinventar el mundo. Tenemos diferencias, porque las hay. Profundas diferencias. Pero no puedo menos que admirarlos y alegrarme de que existan y de que hayan justamente existido en el mismo lugar y al mismo tiempo que yo.

La segunda cosa es una historia, una anécdota. Cuando apenas estaba comenzando la carrera, en una de las primeras clases, el profesor explicando un tema nos dijo: "el pensamiento esta vivo, yo lo veo, va por ahí caminando". La verdad pensé: esta gente está muy loca (los filosofos, antropólogos, sociólogos, psicólogos, historiadores, filólogos... toda esa gente)... Y sí, lo están un poco. Pero ahora, después de más de nueve años en la universidad, yo también digo: el pensamiento, si se ajusta a la realidad, está vivo y va por ahí, no sólo caminando, sino trabajando... sino transformando... 

Bueno esto es casi todo... ya en datos más específicos:

- Sigo viviendo en Medellín, creo que me voy a quedar aquí o por lo menos no voy a volver a vivir a Valledupar en un tiempo larguito. 
- Por mi tesis estuve dos meses viviendo en el Cauca. Si no vivo en Medellín, probablemente me vaya a vivir allá.
- No trabajo aún, no sé qué voy a hacer cuando termine, pero bueno, me siento bastante tranquila, porque ya sé que va a ser complicado lo que viene, así que mejor tomarlo con tranquilidad. 
- No estoy en una relación amorosa con ningún muchacho o muchacha o ser humano desde hace bastante rato.
- Estoy tranquila, feliz una buena parte del tiempo, bastante convencida de estoy donde es justo estar y haciendo lo que es justo hacer y bueno sí me asaltan inseguridades, sobre todo cuando pienso en mi familia y en que será muy difícil que estemos todos juntos nuevamente y en que no les puedo responder qué voy a estar haciendo el año que viene. Cosas por el estilo. Es más la incertidumbre del futuro.

Por ahora esto es todo... espero leer a las demás...

P.D. Pez gracias por la iniciativa, ha sido una cosa muy bonita escribir esto... 

1 comentario:

pez dijo...

wow... tengo que procesarlo.
me siento tan superficial ahora :o